Matad al mensajero


Por Sean Thornton



Tremebundo match el que se vivió anoche en el Camp Nou entre el Barça y el Sporting. Tal y como comentábamos un colega y yo al final, probablemente haya sido el partido que el Barça ha tenido más controlado de principio a fin. Qué finura, mádre mia. Me daba algo de miedo la defensa, después de la escabechina tarjetera que hizo el árbitro del otro día –seguro que era una maniobra del villarato para despistar, fijo, vamos- dejándola en cuadro. Me temía lo peor con un eje Amerindio-Víctor ‘más brío, joder’ Sánches, pero al final ese hotentote llamado Carles Puyol, el terror de las secretarias de la Seguridad Social que siempre tienen que ir rectificando los partes de alta y de baja cuando se le mete entre ceja y ceja jugar un partido porque sí, se recuperó y pudimos respirar un poco. Tres canteranos, tres, en el mediocampo y jodida dinamita en la delantera. Quién te ha visto y quién te ve, Cacahué. De ánima en pena cual legionario en Argel, atravesando el desierto de la soledad en un país extraño alejado de la familia, a llevar un promedio goleador que recuerda al de sus años en el Arsenal. Aunque, en fin, supongo que ser rico ayudará a pasar mejor los días en este valle de lágrimas. Digo yo.

Valiente Sporting, con ese entrenador, Preciado, que cada vez que lo enfocaban parecía que estuviera viendo alguna película de Cine de Barrio bajada de la mula en la PSP.. Con ese bigote; qué digo bigote, mostacho, como antes. Qué tipo, es imposible no quererlo. Como a Pepe Isbert.

Vamos a ver si recuerdo cómo fueron las cosas. Al llegar al bar, mal rollo porque mientras aplacábamos la sed de la tarde del domingo debatiendo sobre elevadas cuestiones, la traidora televisión separatista catalana nos advirtió en un comunicado que, sintiéndolo mucho, no podían emitir el partido por un quítame allá treinta millones de euros. Si es que hasta cuando intentan esconderlo se nota que son polacos, madre de dios. Ya se veía que iba de pasta la cosa por la jeta de la locutora, que hablaba como si tuviera un calabacín XXL metido en salva sea la parte. Hasta hablar de dinero les cuesta.

Buscando de canal en canal , sólo se pudo poner Canal 9 en una tele y la Sexta, la Sexta por dios, la cadena de Milikito en la otra. Iluso de mi, confiaba en la radio para no tener que oír al comentarista de turno dar por saco . Ya tenía razón la monja que me enseñaba las hostias esas de pequeño de que los mansos heredarían la tierra y los ignorantes no sé qué, porque quién me iba a decir a mí que ni la radio me iba a salvar con sus hertzianas ondas balsámicas del apocalipsis que preví al ver el nombre de Valdano, Jorge, en la careta del partido. Que la puta de la radio iba adelantada respecto a la tele, joder. Que tuvimos que tragarnos la brutísima brasa de los comentaristas de la tele. Al menos en la otra sala podían disfrutar de las peculiaridades de la lengua vernácula levantina, y de un par de segundos de retraso añadido, ya puestos. Qué jodido ha de ser estar en el pellejo de la mujer del filósofo del fútbol. Tiene que ser una auténtica maestra del photoshop de tanto falsificar recetas para conseguir esos Valiums y Trankimazines que le dan la vida. Como lacasitos se los tiene que tragar.

A todo esto, vemos que en los preliminares del encuentro sale Quini. QUINI, JODER, QUINI. Ya era hora de que lo soltaran esos pérfidos secuestradores. Ahora sé lo mal que lo pasó Leonardo di Caprio en la película esa de la máscara de hierro. Se ven en la faz de Quini las secuelas de casi treinta años de cautiverio. Esa es la cara que ponen las abuelas en Gijón en las puertas de las casas para que no les entren trasgos , goblins o la Santa Compaña en pleno. No way, me vuelvo a Mordor, dice la mayoría de entrevistados. Al menos ahí tenemos seguro dental y la cirrosis es voluntaria. Al menos el Brujo acertó a poner a diez jugadores en el terreno de juego y uno en la portería. Progresa adecuadamente. Para completar el revival me faltó ver al President Josep Lluís Núñez, preferentemente con los ojos anegados en lágrimas haciendo el speech de las mujeres que fuman o el de los llambordins. Con estas revisitaciones y reediciones por todas partes, ya tarda Planeta en sacar una colección de dvds con los momentos estelares del nuñismo.

Vale, va. Empieza el partido y veo que está Abidal en la banda izquierda. No sé qué le dieron o qué le pasó a mediados de la temporada pasada al hombre este, porque empezó como una mala bestia, con un increíble despliegue físico y unas combinaciones en banda tremendas, y acabó como la mayoría de los múltiples Seat 127 de mi abuelo, hecho una puta mierda. Sin amigos, decía que estaba. ‘Mi mujer tiene amigas, mi hija tiene amigas, y yo no’, declaraba hace unos meses. Que hubiera alguien cuyo tiempo vale tan poco como para entrevistar a Abidal es otro misterio, pero oye, más cornadas da el hambre. Igual alguien tendría que decirle a Abidal que conservar a los amigos o incluso ya hacerlos es algo incompatible con poner esos ojos raros y repetir en voz baja lo que te dicen las voces, sobre todo lo referente a los apartados ‘quemar’ y ‘guerra santa’. Pues sigue algo descolocado, según vi ayer. Al menos ahora los jugadores no se tocan los huevos a cuatro manos en cuanto al entrenamiento físico, y, siguiendo con mi abuelo, prócer de la patria y príncipe entre hombres, ya me decía de pequeño que quien no tiene cabeza, tiene que tener pies. Eso es lo único que salva a Friendless. Urge un Zhirkov a la voz de ya.

Sorpresa relativa en la defensa, con la recuperación de Puyol y un Ciuacoatl al que ya se vio que el otro no le dejaba dar pases de más de tres metros. ‘Dámela que la saco yo y deja de cantar El cóndor pasa, desgrasiat’ fue, fijísimo, la frase más repetida entre estos dos durante el partido de ayer. Por la derecha estaba Alves. A mi ya se me han acabado los elogios hacia este tipo. Lo ves luchando en el extremo, combinando con Messi y si se pierde la posesión baja a cortar el contraataque en un abrir y cerrar de ojos. Vaya animal.

Con Hernández e Iniesta en el mediocampo la posesión estaba asegurada. Me sorprendió que Pek metiera al hijo de Busi en vez de a Touré, pero joder qué partido el del chaval. Este ha salido bueno, ya se ve. Si Busi Jr. estuvo tremendo, White Power estuvo estelar. Qué jugadorazo. Qué conducción del contraataque en el primer gol. Fue un sentido homenaje a su admirado Michael Jackson, concretamente al vídeo Black & White, donde salía Macaulay Culkin primero haciendo el hostias y luego todo de negros bailando. Pues así fue la cosa, con el amarillento albaceteño corriendo con el balón, Cacahué dando un excepcional centro y Hermano rematando con una precisión tremebunda. Y en cuatro o cinco segundos sólo, como un buen contraataque requiere. Como los que le han jodido la vida al Barça en Europa toda la vida, vaya. Recordemos Newcastle. O Turín. O Leeds... Seguro que Iniesta tiene el moonwalk más que ensayado para cuando marque un gol. Al tiempo.

Dominio aplastantísimo del Barcelona, otro gol de Hermano, Iniesta perdió un balón, seguramente el primero desde 2º de ESO, Pek se hartó de la brasa evangélica de Sylvinho y lo echó del banquillo, y ya puestos se ató las botas y salió a jugar un rato, Alves marcó un gol que si la llega a tocar el portero su mote de vestuario cambiaría a ‘Muñoncitos’, y poco más pasó. Sí que jugó Messi, pero teniéndonos acostumbrados a la excelencia, el beber champán cada día acabará sabiéndonos a gaseosa. Pero yo siempre he sido un firme partidario de ese puntillo gracioso que otorga el alcohol. Que se jodan los de la Messidependencia, al menos no es como la pobre Bimba Bosé, que acaba de llegar al Madrid y ya se quiere volver a la bonita ciudad de Ajax, en Holanda.

Un comentario al margen del partido. Entre los comentaristas que le han tocado en gracia al Barcelona estos dos últimos partidos estaban J.J. Santos y Jorge Valdano. ¿Es esto serio? Especialmente sangrante fue el anterior partido con el jodido cojo oligofrénico como locutor, qué poco acierto y qué maldita grima que dio. Qué entrañas más sucias debe tener. Era cuestión de oírle rajar de algún jugador del Barcelona para ver acto seguido al mismo jugador haciendo un control estratosférico o una jugada maradoniana. Espectacular el Sarkozy handicapao este.

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